Pasó el verano, y volvimos cada uno a nuestro lugar de
residencia. Mi cuñado, a través de un amigo consiguió un trabajo en Francia, a
mi suegra no le gusto nada y durante los días previos a su partida, estuvo de
mal humor.
- Eso,
vete. Abandona a tu madre.
- Mama,
solo son seis meses, y voy a ganar un buen sueldo. Además, no estás sola, los tienes
a ellos, dijo señalándonos.
- Valiente
compañía, si viven a dos horas de aquí.
- Pues
te vienes con nosotros, allí hay sitio para ti, ya lo sabes, dijo mi mujer.
- Si
hombre, voy a abandonar mi casa.
- Y
dale con que la burra vuelve al molino, salto mi mujer, bueno, haz lo que
quieras. Si te quieres venir, bien y si no, tú misma. ¡Vámonos!
- Tu Vete
a Francia. Y no te preocupes, que se va a venir con nosotros a casa.
- Lo
hare, pero cuando se pone cabezona…
Mi mujer fue de morros todo
el camino, en esas circunstancias era mejor no decirla nada. Habían
transcurrido quince días desde la partida de Rafa, todos los días la llamábamos
y poco a poco la logramos convencer. Quedamos
en que yo iría a buscarla un viernes que no trabajaba. Acordamos que llegaría después
de comer, pero en último momento decidí variar el plan, llegaría antes sin
avisarla, para sorprenderla.
- ¿No habíamos
quedado en que vendrías por la tarde?, todavía me quedan cosas por preparar.
- No
te preocupes, yo te ayudo a terminar. Además no tenía nada mejor que hacer y decidí
adelantarme, comemos y nos vamos.
- De
acuerdo
Después de comer, ella se fue
a su cuarto para cambiarse e irnos. Yo me quede un minuto en el salón y la seguí,
tenía la puerta entreabierta, parecía que me estaba esperando. Mire por la
rendija y vi que se había desnudado completamente, me estaba dando la espalda y
entré se improviso. Ella se dio la vuelta, y me miro fijamente.
- ¿Era
esto lo que querías?
Unos pechos grandes, con
unas areolas oscuras apuntaban hacia mí. Una mata de pelo negro, cubría su
coño. Yo ya estaba empalmado, ella me miro y me tendió la mano.
- Vamos
que no tenemos toda el dia.
Me acerque a ella y nos
besamos, empecé a chuparle sus pezones duros. Ella me cogió la cabeza con las
manos y la apretó contra sus pechos. Yo
fui bajando por su vientre lamiéndolo hasta llegar a su mata de pelo, donde hundí
la cara. Me cogió de la mano y nos fuimos a su cama, ella se tumbo y abrió sus
piernas, hundí mi cara en su coño y empecé a darla lametones. Se retorcía de
placer, dando gemidos cortos, con sus manos apretaba mi cabeza contra el coño, mientras
lamia su clítoris con frenesí hasta que se estremeció, y dio un grito. Ella
respiraba fuerte, cuando recupero el resuello, se incorporo
- Todavía
no hemos terminado, llevo quince días sin catarlo y hoy me voy a saciar.
- Me
parece que tu eres insaciable
- Ahora
que no está mi hijo, tú tienes que ocupar su puesto. No queríais que se
marchara a Francia, pues ahora asume que tienes que darme los mismos cuidados
que me daba el.
- Por
mi encantado, ¿pero que dirá tu hija si se entera?
- Ya
cuidaremos que no se entere.
Empecé a darla besitos en el
coño y fui subiendo hasta su cara. Ella cogió mi pene y se lo introdujo en el
coño. Empecé a bombear, sus pechos se movían rítmicamente, agarró las sabanas
con la mano y empezó a retorcerse, puso ojos en blanco y entre alaridos llego
al orgasmo, me corrí dentro de ella y me quede sin aliento, jadeando por la
cabalgada. Me beso en la boca y se bajo a mi polla
- Ahora
la traca final, y se la metió en la poca.
Durante unos minutos estuvo chupando
con glotonería, me cori en su cara y ella se esparció todo el semen por ella.
- Es
bueno para el cutis, y se rio.
- Ya
me parecía que tenías el cutis muy suave, Marina tendría que probarlo también.
A ella le dan asco chupármela.
- Ella
se lo pierde, no te preocupes, que ya me tienes a mí, tengo que seguir cuidando
mi cutis mientras mi hijo esta fuera.
- Tendríamos
que irnos, nos damos una ducha y nos vamos.
Así lo hicimos, durante el
trayecto apenas hablamos. Fui todo el trayecto acariciándola los muslos y ella
con la mano en mi paquete. Durante todo el tiempo que estuvo viviendo con
nosotros, tuvimos numerosos encuentros sexuales. Cuando regreso su hijo, volvió
a casa y ahora espero que lo antes posible le hagan otro contrato a su hijo.
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