Edipo Rey.

Yocasta:”…tú no sientas temor ante el matrimonio con tu madre, pues muchos son los mortales que antes se unieron a su madre en sueños. Aquél para quien esto nada supone, más fácilmente llena su vida”.

Sófocles, Edipo Rey (496 AC)

lunes, 25 de febrero de 2013

Mi suegra y su hijo... politico




           

Pasó el verano, y volvimos cada uno a nuestro lugar de residencia. Mi cuñado, a través de un amigo consiguió un trabajo en Francia, a mi suegra no le gusto nada y durante los días previos a su partida, estuvo de mal humor.
-   Eso, vete. Abandona a tu madre.
-   Mama, solo son seis meses, y voy a ganar un buen sueldo. Además, no estás sola, los tienes a ellos, dijo señalándonos.
-   Valiente compañía, si viven a dos horas de aquí.
-   Pues te vienes con nosotros, allí hay sitio para ti, ya lo sabes, dijo mi mujer.
-   Si hombre, voy a abandonar mi casa.
-   Y dale con que la burra vuelve al molino, salto mi mujer, bueno, haz lo que quieras. Si te quieres venir, bien y si no, tú misma. ¡Vámonos!
Me levante sin atreverme a decir ni mu. Nos despedimos de ella y cuando íbamos a salir por la puerta le dije a Rafa, su hijo.
-   Tu Vete a Francia. Y no te preocupes, que se va a venir con nosotros a casa.
-   Lo hare, pero cuando se  pone cabezona…
Mi mujer fue de morros todo el camino, en esas circunstancias era mejor no decirla nada. Habían transcurrido quince días desde la partida de Rafa, todos los días la llamábamos y poco a poco la logramos  convencer. Quedamos en que yo iría a buscarla un viernes que no trabajaba. Acordamos que llegaría después de comer, pero en último momento decidí variar el plan, llegaría antes sin avisarla, para sorprenderla.
-   ¿No habíamos quedado en que vendrías por la tarde?, todavía me quedan cosas por preparar.
-   No te preocupes, yo te ayudo a terminar. Además no tenía nada mejor que hacer y decidí adelantarme, comemos y nos vamos.
-   De acuerdo
Después de comer, ella se fue a su cuarto para cambiarse e irnos. Yo me quede un minuto en el salón y la seguí, tenía la puerta entreabierta, parecía que me estaba esperando. Mire por la rendija y vi que se había desnudado completamente, me estaba dando la espalda y entré se improviso. Ella se dio la vuelta, y me miro fijamente.
-   ¿Era esto lo que querías?
Unos pechos grandes, con unas areolas oscuras apuntaban hacia mí. Una mata de pelo negro, cubría su coño. Yo ya estaba empalmado, ella me miro y me tendió la mano.
-   Vamos que no tenemos toda el dia.
Me acerque a ella y nos besamos, empecé a chuparle sus pezones duros. Ella me cogió la cabeza con las manos y  la apretó contra sus pechos. Yo fui bajando por su vientre lamiéndolo hasta llegar a su mata de pelo, donde hundí la cara. Me cogió de la mano y nos fuimos a su cama, ella se tumbo y abrió sus piernas, hundí mi cara en su coño y empecé a darla lametones. Se retorcía de placer, dando gemidos cortos, con sus manos apretaba mi cabeza contra el coño, mientras lamia su clítoris con frenesí hasta que se estremeció, y dio un grito. Ella respiraba fuerte, cuando recupero el resuello, se incorporo
-   Todavía no hemos terminado, llevo quince días sin catarlo y hoy me voy a saciar.
-   Me parece que tu eres insaciable
-   Ahora que no está mi hijo, tú tienes que ocupar su puesto. No queríais que se marchara a Francia, pues ahora asume que tienes que darme los mismos cuidados que me daba el.
-   Por mi encantado, ¿pero que dirá tu hija si se entera?
-   Ya cuidaremos que no se entere.
Empecé a darla besitos en el coño y fui subiendo hasta su cara. Ella cogió mi pene y se lo introdujo en el coño. Empecé a bombear, sus pechos se movían rítmicamente, agarró las sabanas con la mano y empezó a retorcerse, puso ojos en blanco y entre alaridos llego al orgasmo, me corrí dentro de ella y me quede sin aliento, jadeando por la cabalgada. Me beso en la boca y se bajo a mi polla
-   Ahora la traca final, y se la metió en la poca.
Durante unos minutos estuvo chupando con glotonería, me cori en su cara y ella se esparció todo el semen por ella.
-   Es bueno para el cutis, y se rio.
-   Ya me parecía que tenías el cutis muy suave, Marina tendría que probarlo también. A ella le dan asco chupármela.
-   Ella se lo pierde, no te preocupes, que ya me tienes a mí, tengo que seguir cuidando mi cutis mientras mi hijo esta fuera.
-   Tendríamos que irnos, nos damos una ducha y nos vamos.
Así lo hicimos, durante el trayecto apenas hablamos. Fui todo el trayecto acariciándola los muslos y ella con la mano en mi paquete. Durante todo el tiempo que estuvo viviendo con nosotros, tuvimos numerosos encuentros sexuales. Cuando regreso su hijo, volvió a casa y ahora espero que lo antes posible le hagan otro contrato a su hijo.

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