Edipo Rey.

Yocasta:”…tú no sientas temor ante el matrimonio con tu madre, pues muchos son los mortales que antes se unieron a su madre en sueños. Aquél para quien esto nada supone, más fácilmente llena su vida”.

Sófocles, Edipo Rey (496 AC)

sábado, 23 de febrero de 2013

Ahora soy el jardinero de mi madre



           En el anterior relato, narre como descubrí que a mi madre le gustaba que el jardinero negro le cuidase su jardín.
Habían pasado varios meses, y mi madre seguía con sus escarceos con el nuevo jardinero. Pero ahora ya eran más esporádicos, una vez a la semana como mucho. Supongo que el jardinero tenía que cuidar de otros jardines.
La noche del sábado, mi padre había invitado a un compañero de oficina a cenar para celebrar su ascenso en la oficina. Yo me fui con mis colegas y no tenía intención de aparecer hasta el día siguiente. Pero las cosas se torcieron, hubo una movida en la discoteca donde parábamos y tuvimos que salir escopetados. Como las cosas andaban un poco revueltas, decidimos irnos cada uno a nuestra casa.

Para que mis padres no sospecharan nada, decidí entrar por detrás. Cruce el jardín y cuando estaba pasando por delante de la cristalera del salón, vi que mis padres y su amigo estaban sentados en los sofás. Ellos no podían verme, fuera las luces del jardín estaban apagadas, pero yo a ellos podía verlos  y oírlos perfectamente.

Mi madre y Raúl, que así se llama el compañero de mi padre, estaban hablando amistosamente. Mi padre estaba recostado sobre el sofá y roncaba sonoramente. Seguramente había vuelto a pasarse con la bebida, y cuando lo hacía no había quien lo despertase.

-       Cada vez que bebe, lo mismo. Si no está mi hijo, lo tengo que dejar en el sofá a dormir la mona.
-       ¿Bebe muy a menudo? En la oficina nunca le veo beber ni una cerveza.
-       No suele hacerlo a menudo, por suerte, y siempre lo hace en casa. Hoy como estaba contento con lo de su ascenso, se ha pasado.
-       ¿Quieres que te ayude a subirlo a la cama?
-       Si no te  importa, si no mañana se levantara con dolor de cuello y estará insoportable.
-       Hala vamos.

Entre los dos subieron como pudieron a mi padre por las escaleras. Yo me quede en el patio, no podía entrar ahora. A los pocos minutos bajaron de nuevo y se sentaron en el sofá. Siguieron hablando de nimiedades, hasta que mi madre le dijo:

-       Siento mucho que rompieras con Laura, parecíais una pareja feliz.
-       Era muy modosita cuando estábamos en compañía de otras personas, pero cuando estábamos solos, era un mal bicho.
-       Vaya lo siento, nos tenia engañados
-       La verdad, cada vez que os veo a vosotros dos me dais envidia.
-       No es para tanto, tenemos nuestros problemas también.
-       Marina, si te soy sincero, ojala encontrase una mujer como tú. Envidio a tu marido.
-       Eso se lo dirás a todas. Zalamero.
-       No, solo cuando lo pienso de verdad.

Mi madre no le dijo nada, el tío la estaba tirando los tejos y ella no se molestaba. Raúl se envalentono y la cogió de las manos y la beso. Ella le aparto bruscamente,

-       Que haces, estás loco
-       Te deseo, te amo, eres maravillosa. Y la volvió a besar.
-       No, no,  mi marido…
-       No se despertara hasta mañana. Y la volvió a besar apasionadamente.

Esta vez no le rechazo, se estaban comiendo a besos. Le agarro un pecho por encima de la blusa,  después bajo la mano y acaricio sus muslos, mi madre estaba rendida. Por fin llego hasta su coño y empezó a masajearlo, mi madre cerró los ojos y gimió.

Se pusieron de pie y se desnudaron con frenesí, el tenia una erección tremenda, dura como un garrote. Los pechos firmes apuntaban hacia él, los pezones grandes y duros. El la observo y besos sus pechos, después la tumbo en el sofá y metió su cabeza entre sus piernas, empezó a comerla el coño, ella gemía, se retorcía sobre el sofá. Se subió sobre ella y la penetro, mi madre estaba en la gloria. El la embestía con furia y mi madre se mordía los labios para no gritar, pero llegado un momento ya no pudo aguantar más y empezó a respirar cada vez más fuerte hasta que se convirtieron en gemidos. Pasados unos minutos se corrieron y se quedaron abrazados.

Había estado viendo toda la escena desde la oscuridad del jardín, pero con la excitación, me acerque demasiado a la cristalera. Tenía mi pene en la mano masturbándome, en ese momento mi madre me vio.

-       Alex, grito y se cubrió con sus manos.
-       Maldita sea, dijo él.
-       Vete, vete le decía mi madre.

El cogió su ropa y se vistió más rápidamente de lo que se había desnudado. Salió escopetado de la casa sin decir ninguna palabra. Mi madre seguía cubriéndose con la ropa, me miraba con ojos aterrados. No la dije nade, entre en el salón y me fui a mi cuarto, la oía sollozar. Al rato oí sus pasos, se metió en el cuarto de baño y se estuvo dando una larga ducha.

Al día siguiente, domingo, me fui con mis colegas a pasar el día al campo y no vi a mis padres hasta que llegue por la noche. Estaban cenando, no me apetecía comer, di un beso a mi madre que ella me devolvió y me despedí de ellos alegando que estaba cansado. Al día siguiente, cuando mi padre se había salido para la oficina, oí unos golpecitos en mi puerta.

-       Cariño, ¿estas despierto?
-       Si,  pasa. Se acerco a la cama y se sento a mi vera. Me agarro la mano y me sonrio.
-       Amor mio, gracias por no decir nada a papa, ha sido una locura mia. Yo nunca había…
-       ¿Qué nunca habías? La interrumpi ¿y al jardinero no lo cuentas?
-       ¿Lo…lo sabias? pregunto con cara de susto
-       Os vi un día
-       No dijiste nada, dijo acariciándome la cara.
-       Como voy a decirlo, ¿acaso me crees capaz de hacerlo? dije molesto
-       No te enfades amor mio, y me empezó a dar besos en la mejilla.

La acaricie la cara, y ella puso su cabeza en mi hombro y empezó a sollozar. La abrace y deje que se desahogara, la daba besos en su pelo mientras que iba repitiendo –Te quiero mama, no llores-. Cuando se calmo, se separo de mi, nos quedamos mirándonos fijamente. En ese momento agarre su mano y se la bese, la lleve a mi miembro que estaba tieso. Ella intento soltarse, pero yo no la deje. Por fin cedió,  lo agarro con firmeza y empezó a masturbarme, cerre los ojos. Se quito el camisón que llevaba y se puso a horcajadas sobre mi. Cogiendome el pene se lo introdujo y empezó a cabalgarme, sus pechos botaban, yo estaba en el cielo, por fin era mia. Ella me miraba y me decía:

-       Asi mi vida, soy tuya, follame.

Iba aumentando el ritmo de la cabalgada, mi madre estaba como loca, con la cara descompuesta por el placer, yo resoplaba. Me corri llenándola el coño con mi semen, ella siguió sin parar hasta que llego un momento en el que arqueo la espalda, tuvo unas convulsiones y dio un grito, su respiracion era muy fuerte. Se tumbo boca arriba y cuando recupero el resuello se volvió hacia mi.

-       Cariño, esto lo he hecho porque yo he querido, te quiero mas que a nadie en el mundo. Tu padre apenas me toca, una vez a la semana como mucho. Y yo necesito mas, y por eso busco fuera lo que tu padre no me da.
-       Mama,  si tu quieres, no tendras que buscar a nadie de fuera de esta casa para satisfacer tus necesidades.
-       Pero debemos tener cuidado, nadie debe enterarse.

Empezo a acariciarme el vientre, bajo su mano a mi polla y la acaricio. Se puso tiesa otra vez, sin mediar palabra se subió encima de mí, puso su coño al alcance de mi boca y engullo mi polla. Se la metía hasta la campanilla, subía y bajaba con ansia y a un fuerte ritmo. Yo a mi vez la comía el coño con deleite y así llegamos a otro orgasmo.


Estuvimos practicando sexo hasta bien entrada la tarde, nos levantamos justo antes de la llegada de mi padre. Desde ese día, mi madre no tiene necesidad que ningun jardinero extraño venga a cuidarla el jardín, ya me encargo yo de hacerlo casi a diario y lo mas importante, mi madre se pasa el dia cantando.

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