Edipo Rey.

Yocasta:”…tú no sientas temor ante el matrimonio con tu madre, pues muchos son los mortales que antes se unieron a su madre en sueños. Aquél para quien esto nada supone, más fácilmente llena su vida”.

Sófocles, Edipo Rey (496 AC)

domingo, 22 de septiembre de 2013

Diversión en familia. Capitulo 1

María contuvo el aliento mientras escuchaba a sus padres hacer el amor.
-    Mas adentro, métemela más adentro!  Grito Alicia a su marido.
-    ¡Joder, chica!  Te la estoy metiendo tan adentro como puedo. Gruñó Pablo con la voz entrecortada por el esfuerzo que estaba realizando.

Pablo sintió un dolor agudo en la espalda, su esposa le estaba clavando sus afiladas uñas. María tuvo que taparse la boca para no reírse a carcajadas mientras estaba en el salón y oía los ruidos que sus padres hacían al follar. Sabía que sus padres no eran conscientes de que los estaba escuchando, supuso que creían que ella estaría todavía en la fiesta. Se acercó a la puerta del dormitorio y se asomó, solo estaba encendida una pequeña luz en la mesilla que apenas iluminaba para distinguirlos. María deseó que sus padres hubieran dejado más luz en su habitación para poder verlos follar, pero hubiera corrido el riesgo que ellos hubieran podido verla espiarlos.
-    Oooooh, amor mío! Alicia gritó mientras empujaba su coño hacia la polla de su marido a la vez que movía la cabeza de lado a lado.
-    ¡Joder!" Pablo gruñó cuando introdujo totalmente la verga en el coño de su mujer al mismo tiempo que ella empujaba hacia él.
Pablo miró el esplendido cuerpo de su esposa y volvió a gemir mientras observaba la expresión de su rostro. Era una mujer hermosa y aparentaba varios años más joven que sus treinta y nueve años. La gente apenas podía creer que ella era madre de una hija de dieciocho años y un hijo de diecinueve. Cuando pensó en su hija, su excitación aumentó y se imaginó que la que estaba con él en la cama era ella. Ya desde adolescente, María fue una muchacha con un cuerpo impresionante y ni siquiera su padre podía dejar de fijarse en ella como en una mujer, no como en una hija.
-    "Mi niña", Pablo susurró mientras embestía el coño de su esposa y se imaginaba que estaba penetrando el apretado coño de su hija.
María era idéntica a su madre, su mismo pelo, su cara y su figura e incluso había sacado sus mismos pechos impresionantes. Cuando caminaban juntas los hombres se volvían a observar a aquellas dos mujeres tan exuberantes. Más de una vez el padre se había tenido que controlar para no acariciar el culo a su hija.
-    Follame, Pablo! Grito Alicia. Ella envolvió con sus largas y bronceadas piernas su espalda.
Alicia, a su vez, no podía dejar de comparar a su marido con su hijo Andrés. Era más alto y  musculoso que su padre, pero igual de guapo. Alicia sintió que sus pezones se endurecían al pensar en su hijo. Ella recordaba cuando la semana anterior se había quedado fijamente mirando a su hijo mientras nadaba en la piscina. No había podido quitar la vista de su joven  y vigoroso cuerpo.
-    Fóllame, cariño!, pero esta vez no se lo dijo a su marido, sino a su hijo.
-    ¡Joder!" Susurró María para sus adentros mientras miraba a través de la puerta y vio la oscura silueta de su padre penetrando a su madre. - No sabía que mis padres fueran tan ardientes todavía, pensó.
Se alegró de haber decidido dejar la fiesta temprano para volver a casa. También se alegró de que su hermano se hubiera quedado en la fiesta.
-    Ummmm, hijo de puta! Dame mas fuerte! Hazme correr con tu polla! Oyó decir a su madre.
-    Jodida zorra!" Gritó padre cuando volvió a hundir su polla en el coño.
María no podía soportarlo más, su coño estaba húmedo por la excitación y le exigió que le prestara atención. Se bajo sus shorts y el tanga e introdujo un par de dedos en su rajita.
-    Ooooooooh! gimió suavemente – ¡joder! Susurró mientras deslizaba sus dedos en su coño. - Follame papá! volvió a susurrar mientras se escuchaba el golpeteo del cuerpo de su padre contra el de su madre.
Se frotó el clítoris con frenesí y volvió a escuchar a sus padres gritar.
-    Dame más fuerte, me voy a correr, mi vida.  Gritó Alicia y empezó a gemir más fuerte por el placer que estaba recibiendo de su marido.
-    Toma todo, mi niña! Ya voy!" Gritó a la vez que un río de espesa leche  brotaba de su pene y llenó el coño de su mujer.
-    Ooooh, papá!"  susurró María tan suavemente como pudo para que sus padres no la oyeran.
-    No te pares, házmelo otra vez. - Alicia gritó antes que su marido se derrumbara sobre ella.
-    Cariño, estoy cerca de tener otro orgasmo, no te pares hijo de puta.
-    Estoy intentándolo, cariño!" Pablo gimió. Él utilizó la poca fuerza que le quedaba para hacerla correrse otra vez.
-    Ahora sí cariño! gritó Alicia cuando tuvo un nuevo orgasmo.
María seguía masturbándose mientras estaba apoyada en la pared exterior del dormitorio de sus padres y se estremecía violentamente mientras frotaba su clítoris con gran placer.
- Oh, mi niño…" Gimió Alicia abrazándose a su marido, pero pensando en su hijo. Su marido bombeó unas cuantas veces más hasta que se volvió a correr, se quedó inmóvil y esperó a que su pene se encogiese para sacarlo. Mientras esto pasaba, el chupaba sus pezones.
      María finalmente se separó de la pared y se colocó la ropa, temía que alguno de sus padres saliese de la habitación y descubriesen que los había estado espiando. La joven sonrió mientras caminaba por el pasillo hacia la puerta trasera de la casa. Estaba todavía caliente, incluso después de masturbarse y sabía dónde podía encontrar una gran polla para alimentar a su todavía hambriento coño.
María abrió la puerta de atrás y la cerró muy suavemente tras de sí. Decidió volver a la fiesta que un rato antes había abandonado, allí encontraría con quien desfogarse. Cuando llegó a la fiesta pudo comprobar que casi todo el mundo seguía en ella, incluso su hermano.
-    María. – Su amiga Carla la llamó. ¿Dónde te habías metido? Nadie podía entender porque te habías ido tan temprano, ni siquiera tu hermano.
-    Estaba un poco mareada y decidí irme a casa. Pero ya se me ha pasado y he decidido volver a la fiesta. ¿Has visto a David?
Carla se echó a reír y le ofreció una cerveza a María. María tomó un gran trago y se la devolvió.
-    Me parece que ya sé porque has vuelto.
María sabía que Carla estaba un poco borracha y no le importaba si sabia o creía saber para que había regresado a la fiesta. Ahora su única preocupación era encontrar a David y su temor era que estuviera con otra.
-    Métete en tus asuntos, Carla - sonrió María. ¿Me vas a decir donde está David?
-    Está bien María, Relájate. David y mi hermano están echando una partida al FIFA, ya los conoces, están obsesionados por ese juego.
María se acercó a la habitación del hermano de Carla y efectivamente ahí se encontraban los dos, enfrascados en el juego.
-    Hola. – Saludó María
-    Hola. - Respondieron los dos, pero sin apenas mirarla.
-    ¿Os queda mucho? Estoy aburrida.
-    Ya terminamos y estoy contigo – Respondió David – Tómate una cerveza y mientras tanto acabamos.
 María fue a la cocina y cogió una lata de la nevera. Al rato apareció David y agarrándole por la cintura le dio un beso en el cuello.
-    Ya estoy contigo, ¿qué te apetece hacer?
-    Ya te lo puedes imaginar, - y le besó en los labios.
María se alegró de que los padres de Carla estuvieran fuera de la ciudad, eso significaba que las cinco habitaciones de la casa estaban disponibles para lo que ellos quisieran. María agarró de la mano a David y le condujo al piso superior en busca de una alcoba vacía. Se metieron en la primera que encontraron, ella no perdió el tiempo y nada más cerrar la puerta es desvistió.
-    Joder, María! Dijo David mientras comenzaba a quitarse la ropa.  – Cuando te fuiste perdí la esperanza que hoy fuésemos a follar.
-    Pues ya ves que vamos a follar.
-    ¿Qué ha pasado para que estés tan caliente?
-    No importa por qué estoy caliente, cariño. Sólo quiero que me folles para poder apagar la calentura que tengo.
David contemplo por unos segundos sus magnificas tetas y su coño rasurado antes de terminar de desvestirse. Cuando terminó de hacerlo, María ya se había tumbado en la cama. Se colocó sobre ella y empezó a besarle las tetas e hizo intención de bajar hasta su coño.
-    Maldita sea, David! No pierdas el tiempo comiéndome el coño, quiero tu polla en mí ya.
David se quedo estupefacto con la actitud de María, nunca la había visto así. Pudo reaccionar a tiempo antes que María se impacientase más. Se subió sobre ella, se agarró su miembro con la mano y lo colocó en la entrada del coño y de un golpe se lo introdujo. Ella dio un gemido al sentir su coño perforado, se agarró con sus manos a la espalda y clavó en ella sus uñas, tal como un rato antes su madre había hecho en la de su padre.
-    Hijo de puta! - gritó al sentir la gruesa polla penetrar su coño sin piedad.
David era un verdadero animal sexual, todas las chicas a las que se había follado pensaban igual, pero María era la afortunada que más veces había sentido aquella verga dentro.
-    "Uh, uh, uh - resoplaba a cada envite que hacía en su coño.
María le había rodeado con su piernas, y con sus brazos apenas permitía que se separase se ella.
-    Ooooh, David. Mi amor. - Decía entre gemidos –
-    Joder, María - David se quejó y trató de levantarse, pero ella se lo impidió.
-    Sigue follandome, no te pares ahora.
-    Así no puedo, apenas puedo moverme. Dame un respiro si quieres que te folle como es debido.

María bajó sus piernas y las extendió sobre la cama, también aflojó la fuerza con la que le sujetaba con los brazos.
-    Ahora ya puedes follarme a tu gusto, así que no te demores.
David continuó con las embestidas, su polla desaparecía completamente dentro de su coño y sus bolas golpeaban contra ella. María volvió a gemir mientras mantenía los ojos cerrados y en ese momento, le vino a la memoria la imagen de su padre follandose a su madre.
-    Papa – dijo con un susurro apenas audible.
Por suerte los gruñidos de David le impidieron oírlo. María empezó a moverse al mismo ritmo que David, quería sentir más adentro su verga. David hizo una mueca de dolor cuando una de las veces sus huevos chocaron contra ella.
-    Tranquilízate, chica. ¿Qué te pasa hoy? Dijo con la voz entrecortada.
-    Quiero que me folles como nunca lo has hecho. Te voy a dejar seco para una temporada.
David no era capaz de mantener por mucho más tiempo el ritmo que María le imponía. Era imposible hacerlo. La chica estaba desbocada y le pedía más y más. En eso que se quedó quieto y su verga empezó a escupir semen a raudales dentro de su coño. Ella se tranquilizó un poco cuando notó el semen inundar sus entrañas, pero todavía ella no se había corrido.
-    No te pares, cariño. Sigue un poco más. Yo estoy a punto de correrme.
Cuando recuperó un poco el aliento, siguió con  sus embestidas pero a un ritmo más relajado. A los pocos minutos ella entre fuertes gemidos llegó a orgasmo. Cuando estaba teniendo el orgasmo pensó en su padre, en ese momento deseó que su padre fuese quien que la hubiera hecho correrse de esa forma, tenía que reconocer que había sido el mejor polvo de su vida.
David se tumbó a su lado jadeando. Su miembro se había deshinchado y pendía flácido.
-    Tengo que reconocer que has estado magnifico hoy y que nunca he disfrutado tanto.
-    Gracias, mi trabajo me ha costado.
-    No te preocupes, que ahora te lo voy a recompensar.
María empezó a acariciar el pene y este reaccionó al momento. Ella sonrió y le pasó la lengua por la punta de la polla, así estuvo hasta que se la introdujo en la boca. No era la primera vez que María se la chupaba a David e incluso a varios compañeros del instituto, incluido el hermano de Carla, la verdad es que se le daba muy bien.  David se quedó sin aliento conforme María aumentaba el ritmo de la felación.
-    Eres la mejor chupando pollas,
-    Sí, eso me dicen todos. - Dijo sacándose la polla de la boca y le lanzó una sonrisa.
Y como si nada continuó chupándosela, se llevo la mano a su coño y empezó a masturbarse a la vez. El ritmo que llevaba chupando y masturbándose era frenético. David se corrió sin avisarla, le pillo desprevenida y se atragantó un poco, pero no le importo. Soltó su polla y se tumbó a su lado mientras que seguía masturbándose, empezó a gemir mas fuerte por momentos hasta que entre convulsiones llegó a un nuevo orgasmo. David la observaba estupefacto, nunca la había visto comportarse así.
-    ¿Qué te sucede hoy? Nunca te he visto así. ¿Te has tomado algo?
-    Por supuesto que no me he tomado nada. Llevaba varios días sin sexo y hoy no me he podido aguantar ya más.
Lo que no iba a hacer era confesarle que estaba tan caliente por ver a sus padres follar. Y mucho menos que mientras él se la follaba, estaba pensando en su propio padre. Se vistieron y entre los dos arreglaron la cama para que no se notara que habían estado usándola. Cuando bajaron la fiesta ya se había acabado, varios de los asistentes estaban recogiendo todo y se unieron a ellos en la limpieza, su hermano no estaba entre ellos.
-    ¿Vaya, ya habéis terminado? Preguntó Carla con una sonrisa.
-    Si, respondió maría.

Cuando María llegó a su casa, esta se encontraba en silencio. Se acostó sin hacer ruido y antes de dormirse una pregunta le vino a la cabeza ¿Cómo sabría el semen de su padre? 

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