Tengo veintitrés años, soy
hijo único y hasta hace cinco meses vivía con mis padres. Mi madre tiene 48
años y mi padre 55, conforme han ido pasando los años, sus discusiones habían
ido en aumento, ya lo hacían por cualquier estupidez, sobre todo mi padre. El
es de los que piensan “la mujer en casa y con la pata quebrada” y eso no va con
mi madre. Antes de mudarme, di una llave a mi madre.
- Toma, si alguna vez no aguantas más, aquí tienes tu
casa
- Gracias
amor mío, pero no creo que lleguemos a ese extremo
- De
todas maneras, quédatela y no le des copia a papa.
- De
acuerdo.
- ¿Por
qué lo haces? ¿Ahora vas a cuidar de dos casas?
- Las
paredes de casa se me caen encima, hay días que no aguanto y vengo aquí.
- Pero
venir para trabajar…
- Ya
que estoy aquí, aprovecho. Tú te tiras muchas horas trabajando y seguro que no
tienes ganas de ponerte a limpiar ni cocinar.
- Pero
no vengas solo a trabajar, te vienes y te quedas sin hacer nada.
Pasaron las semanas, un dia
en la fábrica tuve un percance con una maquina y me dieron el dia de descanso
para recuperarme. Llegue a casa y al abrir la puerta vi que no estaba
cerrada del todo, supuse que mi madre
estaría allí. Nada más entrar oí los ruidos característicos de dos personas
haciendo el amor.
Cerré con sigilo la puerta y
me acerque a mi alcoba, allí vi un espectáculo que me dejo helado. Mi madre
estaba siendo follada y no era mi padre precisamente el que estaba sobre ella.
Yo miraba desde la puerta como el tío la embestía sin piedad, mi madre gritaba “más, más” “no te pares cabrón”, el
tío resoplaba por el esfuerzo de mantener el ritmo.
- Date
la vuelta, dijo él.
- Despacio,
no seas tan brusco como la última vez.
- Si
en el fondo te gusta...
Mi madre se puso a cuatro
patas y por primera vez, vi a mi madre completamente desnuda, a su edad todavía
tenía un cuerpo magnífico, sus pechos un poco caídos pero preciosos, no pude
evitar la erección. El cogió su polla y se la puso en la entrada de su culo. Y
suavemente la penetro, se quedó unos instantes sin moverse y entonces inició un
suave movimiento de caderas. Mi madre se quejaba suavemente, pero poco a poco
los quejidos dieron paso a gemidos hasta que tuvo un orgasmo, el aumentó el
ritmo hasta que se corrió dentro de ella y se quedo rendido sobre mi madre.
Me retiré de la puerta
lentamente para irme de casa, no quería que mi madre se enterase que había
descubierto su infidelidad. Cuando en ese preciso momento sonó mi móvil,
- Mi
hijo, dijo mi madre, vístete, joder, vístete
- Maldita
sea, dijo el
Yo conteste al teléfono, era
un compañero de trabajo, para preguntarme como me encontraba. Vi salir a mi
madre a medio vestir, despeinada y con cara de circunstancias.
- Cariño,
yo… ¿Qué te ha pasado? Me dijo asustada mirando mi mano vendada.
- Nada
mama, un golpe con una maquina, mañana vuelvo al trabajo.
- ¿Nos
has visto…?
- Sí
- Qué
vergüenza, Dios mío y empezó a sollozar.
- No
llores mamá, no te preocupes por mí, no te voy recriminar nada
En ese momento salió el tipo
de la habitación, era Antonio, un vecino de la otra casa, le conocía de toda
vida, también estaba casado y con tres niños. Salió por la puerta como una
exhalación sin despedirse y los dos le seguimos con la mirada. Mi madre me miro
y tapándose la cara empezó a llorar amargamente. La abrace, ella me abrazó
también y siguió llorando sobre mi hombro. Yo la acariciaba el pelo.
- Tranquilízate
mamá, papa no va a enterarse por mí. Pero tienes que tener mucho cuidado, estas
cosas, tarde o temprano se terminan sabiendo.
- Lo
sé cariño, pero es más fuerte que yo. Tu padre está cada dia más inaguantable y
desde que te has ido, la casa se me cae encima. Esto es una vía de escape.
- Vente
a vivir aquí, podemos preparar la habitación que está vacía. Y además, podrás
estar con él sin temor a que se entere papá.
- No,
cariño todavía puedo aguantar con tu padre. Tendremos que buscar otro lugar
donde encontrarnos.
- ¿Por
qué? Mi casa esta a vuestra entera disposición. Podéis venir aquí siempre que
queráis.
- Pero
tú lo sabrías….
- Papá
no sospechará nada si estás conmigo,
seré tu coartada.
- No
sé, ya veré.
Durante un tiempo así lo
hicieron, mi madre me llamaba por teléfono y yo les cedía mi casa. Me iba a un
bar enfrente del portal y desde allí vigilaba
la entrada, no fuese que mi padre se presentase de improviso en el piso
y la descubriese. Por suerte, durante el tiempo que duró su relación nunca se
presentó allí. Cuando veía que Antonio salía por la puerta, regresaba al piso.
Mi madre antes de irse, siempre recogía la habitación y cambiaba las sábanas.
Yo me quedaba embelesado observándola, siempre iba con una bata de estar por
casa, se notaba que no llevaba ropa interior. Sus pechos se movían libremente y
más de una vez, al agacharse se le escapaba alguna teta del “redil”, como ella
misma decía riéndose. Después se duchaba y regresaba a casa. Más de una vez,
cuando mi madre ya se había ido, me tenía que masturbar para calmar mi
excitación. Un sábado mi madre llegó sin
avisar, traía dos maletas
- Ya
no aguanto más, hoy ha sido el colmo.
- ¿Qué
ha pasado? ¿Te ha hecho algo?
- No, no,
pero hoy ha llegado medio borracho y me ha tirado la comida por todo el comedor
porque “al señor no le gustaba”.
- Ya
te dije hace tiempo que le abandonaras.
- Lo
sé cariño y encima el desgraciado de Antonio, ayer me dice que su mujer
sospechaba algo y que era mejor que lo dejásemos durante una temporada.
- Olvídate
de él, es un capullo integral.
- Por
mí se puede ir al infierno. Que se busque a otra para desahogarse.
- Ya
que te vas a quedar aquí una temporada, tendremos que amueblar la otra
habitación.
- ¿Y
gastar un dinero que no tenemos? Nada de eso, yo puedo dormir en el sofá, dijo
mi madre señalándolo.
- Eso
es lo más incomodo para dormir que se ha inventado. Yo dormiré en el sofá, que soy
más joven.
- Si
hombre, al sofá me vengo yo. Tú tienes que descansar, que para eso trabajas.
- A mí
no me importa dormir aquí.
- Pero
a mí sí que me importa. Espera, de momento podemos hacer una cosa, en tu cama hay
suficiente sitio para los dos,
- ¿Dormir
tú y yo juntos…?
- Que
pasa, ¿te da vergüenza dormir con tu madre? ¿O temes que pase algo? Y se rió.
- No
mamá, claro que no, pero…
- No
hay peros que valgan,
- Bueno,
vale, de momento vamos a hacerlo así.
A medianoche, me desperté y vi que mi madre me
tenía abrazado por la espalda. Sentía su respiración en mi nuca, sus grandes pechos presionaban contra mi
espalda. Empecé a excitarme, noté que mi polla se estaba poniendo morcillona.
Tardé en dormirme otra vez, por mi cabeza pasaban extrañas ideas, que intentaba
alejar. La mañana siguiente era domingo y mi madre no tuvo otra ocurrencia que la de
bajar a la churrería y venir cargada con porras y chocolate.
- Eh,
despierta dormilón, mira lo que te he traído.
- ¿Qué
hora es?
- Hora
de desayunar,
Cuando logré abrir los ojos,
pude verla en la puerta de la alcoba, llevaba puesto su abrigo y sujetaba una
gran bandeja con las porras y el chocolate.
- ¿Te
acuerdas cuando eras pequeño y desayunábamos en la cama los domingos?
- Como
no me voy a acordar, anda que no lo he echado de menos…
- Pues
hala, coge la bandeja que me meto en la cama.
Cogí la bandeja y a
continuación se quitó en abrigo que llevaba, quedándose en camisón, estaba
delante de la puerta y a través de la luz que entraba por ésta, pude ver el
contorno de su cuerpo.
- ¿Has
bajado así?
- Si,
no voy a vestirme para tener que desnudarme al rato. Además el abrigo es muy
largo y no creo que nadie lo haya notado. ¿Quién se va a fijar en una vieja?
- Tú
no eres vieja, además ya quisieran muchas jovencitas tener tu figura.
- No
te burles de tu pobre y anciana madre, y me dio un sonoro beso.
Desayunamos y cuando mi
madre hizo intención de levantarse para recoger los restos del desayuno, yo se
lo impedí.
- Quédate
en la cama, ya lo hago yo. Hoy no se trabaja en esta casa.
- Vale,
vale, haz lo que quieras...
Regresé a la habitación y me
metí en la cama, ella apoyó su cabeza contra mi pecho y me abrazó. Yo acariciaba
sus cabellos, no hablamos nada en un buen rato. Su respiración era relajada,
notaba su pecho moverse y presionar contra el mío.
- Si
tu padre nos viera ahora, cualquiera sabe lo que se le pasaría por la cabeza.
- Por
suerte no nos puede ver. Además, el se lo ha buscado con su comportamiento.
- Lo
sé, cariño. Pero supongo que algún día tendré que volver a su lado.
- No
tienes porqué.
- Bueno,
ya veremos lo que sucede en el futuro.
El contacto con mi madre, me
estaba excitando, no pude impedir tener una erección. Esperaba que mi madre no
se diera cuenta de mi estado.
- Mama,
¿quieres que vayamos a pasar el día por ahí?
- Claro
que sí ¿Dónde quieres ir?
- No
sé, ya veremos.
- Por
mí de acuerdo. Nos duchamos y nos vamos
- Vale.
Dúchate tu primero mama.
Oía caer el agua y me la
imaginaba cayéndole el agua por su cuerpo desnudo. Decidí abrir un poco la
puerta y me asomé, la mampara era traslucida y dejaba entrever su figura
claramente, puede verla enjabonarse, ella no se dio cuenta de que la estaba
espiando.. Cerré la puerta y esperé a
que terminara de ducharse. Salió con una toalla grande cubriendo su cuerpo, a
continuación me metí yo. Abrí el grifo y aproveché para hacerme una buena paja
pensando en su ella. Tardé poco en correrme, salió una gran cantidad de semen,
abrí los ojos y a través de la mampara pude ver a mi madre observándome sin
decir palabra.
Mi madre dejó una toalla en
el soporte y salió rápidamente. Qué vergüenza, mi madre me había pillado “in
fraganti”, cuando salí de la ducha mi madre ya se había vestido y había dejado
mi ropa encima de la cama. Mi madre me miro
- Anda,
vístete y nos vamos.
- Si,
enseguida
Pasamos un día fantástico,
hacía tiempo que no veía a mi madre tan feliz. Regresamos ya anochecido, nos cambiamos de ropa para
estar más cómodos. Mi madre se puso a recoger un poco la casa, cuando pasó por
delante a mí, la agarré de la mano y la atraje hasta mí. La senté sobre mis
piernas y la abracé.
- Anda,
siéntate ¿No estás cansada?
- Todo
está manga por hombro
- Ya
lo harás mañana, ahora quédate aquí sentada conmigo
- Déjame
que me siente bien, te voy a hacer daño con mi peso.
- No
te preocupes, soy fuerte. Y la di un beso,
- Hacía
tiempo que no me lo pasaba tan bien, con tu padre es imposible salir a
divertirse.
- Pues
a partir de ahora lo repetiremos a menudo.
Mientras hablábamos, la
acariciaba por encima de la ropa, armándome de valor, introduje la mano por
debajo de la bata y acaricié su muslo. No hizo ademán de apartarme la mano.
- Cariño,
tienes que echarte novia,
- ¿Por
qué?
- Tienes
que formar una familia, tener hijos, vamos lo que hace todo el mundo.
- Mamá,
tu eres toda la familia que necesito.
- No
es lo mismo, una madre no puede suplir a una esposa en todo.
- Es
una pena que sea así.
Mi madre se quedó
sorprendida, lo noté en su mirada. Me acarició la cara y me dio un beso en la
mejilla.
- No
digas esas cosas, si alguien te escuchase pensaría…
- No
me hagas caso, últimamente digo muchas tonterías.
- Si,
anda, vámonos a dormir, mañana madrugas.
- Si,
es lo mejor
Nos acostamos, pero no podía
dormir, estaba pensando en la conversación con mi madre. Ella tampoco podía
dormir, su respiración empezó a hacerse más rápida, unos ligeros movimientos me hizo sospechar que se estaba
masturbando. Unos instantes después oí
un pequeño gemido y el movimiento cesó. La conversación la había puesto
caliente y se tuvo que desahogar y no la importó que yo la pudiese oír. Me
quedé casi toda la noche en vela, pensando en lo sucedido.
Durante todo el día no pude
quitarme de la cabeza el recuerdo de mi madre masturbándose. Cuando regresé a
casa, mi madre tenía el semblante serio,
- Siéntate
a mi lado cariño, y dio dos golpecitos en el sofá.
- ¿Ha
pasado algo?
- Me
ha llamado tu padre,
- ¿Y
qué quería?
- Me
ha pedido que vuelva, que me quiere, que lo siente mucho.
- ¿Y
qué le has contestado?
- Que
me lo tenía que pensar, le he pedido tiempo y que de momento me quedaría
contigo.
- Bien,
¿Y piensas volver?
- No
lo sé. Estoy harta, cada día es más difícil vivir con él.
- Pues
no vuelvas, que aquí tienes tu casa.
- No
sé lo que hare, necesito tiempo.
- Tómate
todo el tiempo que necesites.
El resto de la tarde mi
madre se la paso callada. Por fin nos acostamos, mi madre estaba pegada a mí,
con su brazo sobre mi pecho. Sin pensármelo, bajé la mano y toqué su muslo,
ella dio un respingo, pero no se movió. Fui subiendo la mano, hasta llegar a
sus bragas. Metí la mano y acaricié su
vello púbico, introduje suavemente un dedo en su vagina y empecé a masturbarla.
Su respiración fue haciéndose más fuerte hasta convertirse en gemidos, tenía
los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás. Cuando llegó al orgasmo,
arqueó la espalda y se quedó quieta. Su respiración fue calmándose poco a poco.
Se giró hacia a mí y metió su mano por mi bóxer, agarró mi polla y empezó a
masturbarme. Movía la mano con frenesí hasta que me corrí con un gemido.
- Te
quiero, mama
- Yo
también te quiero, vida mía.
Se levantó de la cama y se
fue al baño, yo la seguí y me quedé en la puerta, oía el agua del lavabo
correr. Al rato salió, y se dirigió al
salón, yo la seguí como un perrillo sin hablarla. Se sentó en el sofá y yo a su
lado. La cogí de la mano
- Ha
sido una locura, me dijo
- Mama,
no es una locura es amor
- El
otro día te dije que una madre no puede suplir a un esposa, y lo sigo creyendo
- Pues
ojala fueses mi esposa, sería el hombre más afortunado del mundo.
- Pero
no lo soy, es imposible
- Casarnos
es imposible, pero no vivir como esposos.
- Estás
loco, si se enterasen seriamos unos apestados. Nadie lo entendería.
- Sería
nuestro secreto, madre e hijo para el resto del mundo, matrimonio entre estas
cuatro paredes.
La besé en la boca para que
no contestase. La cogí de la mano para llevármela a la alcoba. Ella se resistió
y se quedó sentada.
- Déjame
sola, tengo que pensar. Acuéstate tú, yo iré mas tarde.
- Bien,
te espero
No apareció, a la mañana
siguiente estaba durmiendo en el sofá, arropada con una manta. Yo la desperté y
la dije que se fuera a la cama. Me fui al trabajo, cuando regresé no la vi en
casa. Sus maletas no estaban en la habitación donde las habíamos dejado. Había
regresado a casa con mi padre, y todo por mi culpa. Estaba sentado en el sofá
llorando, cuando oí el móvil sonar. Miré y era mi madre, mi corazón palpitaba
tan fuerte que parecía que me iba a estallar.
- Dime
mamá
- Anda,
baja a la calle, que me tienes que ayudar.
Fui corriendo a la terraza y
me asomé, allí estaba mi madre sacando las maletas y unas cajas de un taxi.
Baje volando por las escaleras, me abracé a ella.
- Pensé
que te habías ido
- No
amor mío, solo he ido a por el resto de mis cosas, si voy a vivir aquí las
necesitaré.
- Sí,
claro...
Dejamos todo en el salón.
Nos besamos apasionadamente y así, abrazados, fuimos hasta la alcoba. Nos
desnudamos y tumbamos en la cama, empecé a lamer su cuerpo empezando por su
cara, recreándome en sus pechos hasta que llegué a su pubis. Le comí los labios y su clítoris mientras
gemía de placer.
- Amor
mío, decía mi madre entre suspiros.
Me puse encima de ella y con
toda delicadeza la penetré, dio un gemido,
empecé a bombear lentamente, fui aumentando el ritmo paulatinamente y
ella a su vez aumentaba el volumen de sus gemidos. Me apoyaba sobre mis brazos y
nos mirábamos fijamente los dos. En su cara se reflejaba el placer que la
estaba proporcionando. Hice que se pusiera encima de mí, ella cogió mi polla y
se la introdujo de un golpe, comenzó a
cabalgar, sus gritos de placer retumbaban en toda la casa, la cama sonaba como
si se fuera a romper, sus pechos se movían para todos los lados. Una explosión
de placer recorrió todo mi cuerpo, me corrí, ella seguía con la cabalgada hasta
que ella dio un alarido y me abrazó, había llegado al orgasmo.
- Mi
vida… ha sido… maravilloso. Dijo mientras recuperaba el resuello
- Si mama …lo ha sido
Permanecimos abrazados un
buen rato, acariciándonos con ternura. Nuestros ojos reflejaban el amor que nos
teníamos el uno al otro.
- ¿Te
apetece otro?
- ¿Otro?
¿Te quedan fuerzas todavía?
- Tengo
veintitrés años, lo que me sobra es energía. Date la vuelta,
Puso su culo a mi
disposición, la agarré por la cintura y de un golpe la penetré, dio un grito, bombeé lentamente, no quería hacerla
daño, ella daba gemidos de placer. Una de las puertas del armario era un espejo
y los dos nos veíamos reflejados en él mientras follábamos. Después de un rato
me corrí dentro de su culo, como vi que
ella no había llegado al orgasmo continué con el bombeo hasta que dio un gemido
que me indicó que ya había llegado.
- Nunca
había tenido dos orgasmos tan seguidos
- Pues
vete acostumbrando
Mi madre miró la hora, se
levantó de la cama
- Voy
a hacer la cena, tú descansa.
- Si,
tengo que recuperar fuerzas para esta noche.
- ¿Esta
noche también? Y se fue cantando a la cocina
A partir de ese día, nuestras
sesiones de sexo eran casi a diario, pero manteníamos las apariencias y de
puertas hacia fuera, éramos madre e hijo, pero cuando estábamos en casa éramos
un matrimonio
Cuando mi padre vio que mi madre había
recogido el resto de sus cosas, comprendió que no regresaría con él. Con el
tiempo se divorciaron, vendieron el piso, los muebles que tenían y se
repartieron el dinero.
muy bueno,,,tus relatos son muy bueno,,,no puedo esperar por mas
ResponderEliminarte dejo mi correo,,,teatrerohd@hotmail.com,,,,espero tener noticias
Pásame más relatos de este estilo amigo.
ResponderEliminarmuy bueno
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